http://www.ceapa.es/c/document_library/get_file?uuid=a35cdb9b-6a85-4f45-a249-ec0ee3846dce&groupId=10137
En este enlace podemos leer un documento publicado por CEAPA, en el que nos aclara como mejorar las relaciones con nuestros hijos.
"Si queremos educar a nuestros hijos en la coherencia, nosotros tenemos que ser modelos de coherencia"
lunes, 25 de noviembre de 2013
CONTROL DE NUESTROS HIJOS (2)
La palabra CONTROL en sí misma, y más seguida de DE NUESTROS HIJOS, ya genera polémica. A menudo se asocia a connotaciones negativas cono "exceso de poder", "interrogatorios de tercer grado", exigencia de respuestas" , "autoritarismo", etc.
Pero CONTROLAR también significa saber que les interesa a nuestros hijos, con quién van, que hacen cuando están fuera de casa, que resultados académicos tienen, llevar un horario de comidas juntos, saber que miran en internet, conocer a sus amigos, .... Esto forma parte de la tarea de ser padres. Este tipo de contro se llama CONTROL POSITIVO, y se basa en el interés y respeto por sus gustos, opiniones y aficiones, a ls vez que añade la obligación de fijar límites a determinadas conductas.
De hecho, se ha demostrado que las familias que "controlan", y tienen este tipo de contacto, los hijos se sienten más seguros, están más satisfechos en la relación con sus padres y confían más en ellos.
Pero también sabemos que en la adolescencia hay una búsqueda de la propia identidad, en la que los hijos buscan el camino hacia su independencia y autonomía.
Hay que dejar claro que una cosa es "respetar su autonomía" y otra muy diferente "dejar al adolescente a su libre albedrío".
Es NORMAL que el adolescente cuestione las normas y límites, de la misma forma que también es NORMAL, que los padres ejerzan control positivo, puesto que como dice el saber popular " el ser padre/madre no caduca".
Pero CONTROLAR también significa saber que les interesa a nuestros hijos, con quién van, que hacen cuando están fuera de casa, que resultados académicos tienen, llevar un horario de comidas juntos, saber que miran en internet, conocer a sus amigos, .... Esto forma parte de la tarea de ser padres. Este tipo de contro se llama CONTROL POSITIVO, y se basa en el interés y respeto por sus gustos, opiniones y aficiones, a ls vez que añade la obligación de fijar límites a determinadas conductas.
De hecho, se ha demostrado que las familias que "controlan", y tienen este tipo de contacto, los hijos se sienten más seguros, están más satisfechos en la relación con sus padres y confían más en ellos.
Pero también sabemos que en la adolescencia hay una búsqueda de la propia identidad, en la que los hijos buscan el camino hacia su independencia y autonomía.
Hay que dejar claro que una cosa es "respetar su autonomía" y otra muy diferente "dejar al adolescente a su libre albedrío".
Es NORMAL que el adolescente cuestione las normas y límites, de la misma forma que también es NORMAL, que los padres ejerzan control positivo, puesto que como dice el saber popular " el ser padre/madre no caduca".
viernes, 15 de noviembre de 2013
EL CONTROL DE NUESTROS HIJOS
¿Puedo cogerle el móvil a mi hijo y mirar sus mensajes y fotos?, sí encuentro algo sospechoso en sus bolsillos, ¿se lo digo?, ¿quedo como una "antigua"si hablo con las madres de sus amigos para saber a que hora volvieron anoche o si saben que hicieron?, ¿hasta qué punto puedo revisar los cajones de su habitación?, ¿tengo derecho a reprocharle la frase: en mi habitación no entras?.
Estas y otras muchas preguntas nos las hacemos con frecuencia los padres, siempre ante la eterna duda de dónde están los límites entre controlar y saber que hacen nuestros hijos, y fiscalizar su vida y exigirles que nos lo cuenten todo.
Y es que resulta difícil respetar sí intimidad y su derecho a la privacidad, a la vez que intentamos saber que hacen en todo momento, cómo y con quien.
¿Dónde están los límites?.
El debate esta servido. Espero vuestras opiniones.
Estas y otras muchas preguntas nos las hacemos con frecuencia los padres, siempre ante la eterna duda de dónde están los límites entre controlar y saber que hacen nuestros hijos, y fiscalizar su vida y exigirles que nos lo cuenten todo.
Y es que resulta difícil respetar sí intimidad y su derecho a la privacidad, a la vez que intentamos saber que hacen en todo momento, cómo y con quien.
¿Dónde están los límites?.
El debate esta servido. Espero vuestras opiniones.
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