En este acto fue invitada María José, como representante de nuestra asociación. A continuación transcribimos su intervención.
Hola, buenas
tardes.
Agradecer a
Amici Culturae la oportunidad de participar en este acto.
Soy madre de tres hijos, en cuya educación, como todos los padres, tengo muchos aciertos y he cometido muchos errores,
y la mayor parte de las veces pienso que más errores que aciertos, porque a esto de ser padres, aprendemos día a día.
Cuando me
dijeron el titulo de esta mesa redonda, lo primero que se me vino a la cabeza, es
la continua rivalidad encubierta que existe entre familia-escuela, escuela-familia.
Parece una relación amor-celos. Desde los colegios se acusa a los padres de la
poca implicación en la educación de los hijos, de la dejadez, de librarnos de
los hijos durante unas horas al día, como el que aparca el coche en un garaje,
en resumen tenemos la culpa de todo. Por
otro lado, los padres culpan a los profesores de indiferencia, desinterés y desgana.
Des de mi
punto de vista tenemos un coctel de niños desmotivados, profesores
desilusionados y padres poco implicados. Y si a eso añadimos un sistema
educativo poco conseguido, el resultado …… explosivo.
A la hora de
hablar de educación en valores, nos encontramos con varios problemas:
· La no confluencia de valores de la
familia, el centro educativo y la sociedad.
· La educación formal recibida en los
centros es insuficiente, lo mismo que es insuficiente la educación parental.
· La crisis moral de la sociedad, en la
que los valores tradicionales van desapareciendo, dando paso a los contravalores.
· La pérdida de valores en la sociedad,
parece que ser educado y respetuoso esta pasado de moda.
· El sistema educativo cambiante y poco
definido, desconcierta a docentes y
familias.
· Crisis de valores de las familias.
· Y la innegable Pérdida de liderazgo
de los profesionales docentes.
No solo la
familia y la escuela son los referentes de nuestros hijos.
La sociedad
y los medios de comunicación, tienen mucha más influencia que nosotros. En la
sociedad se están produciendo cambios muy acelerados, como la amplia información de estímulos que
llega desde los medios de comunicación, la competitividad, el consumismo, las
nuevas corrientes pedagógicas, internet, la desaparición de la familia
tradicional, la diversidad cultural. Todo esto provoca un cambio de costumbres,
que hace tambalear los pilares de referencia, y de camino hace que los valores
y principios evolucionen.
La familia
es el primer contexto de aprendizaje. Es el primer eslabón en el compromiso de
educar en valores. Es transmisora de valores, ideología y cultura. Los niños
pequeños aprenden continuamente de sus
padres y madres, pero no solo de lo que les transmiten sino también de lo que
ven día a día, de sus comportamientos, de sus maneras de ser. Conforme van
creciendo los referentes van cambiando y
la capacidad educadora y formadora de la familia se reduce
considerablemente.
Además, los
nuevos modelos de familias, los problemas económicos, la crisis, la dedicación
al trabajo, hacen que la participación de las familias en los centros se
reduzca en la mayoría de los casos, a la
recogida de notas.
Desde los
centros y desde las asociaciones de padres y madres, se organizan muchas
actividades en las que se pide la colaboración de los padres y la participación
suele ser mínima.
Por otro
lado, desde los colegios se entiende que ellos deben enseñar pero no educar.
Nos dicen: “Aquí les enseñamos, pero educados tienen que venir de casa”. Y yo pienso que son dos conceptos ligados,
que no pueden separarse. En clase no solo se enseñan integrales, se enseñan
integrales con respeto, humildad y responsabilidad.
Cuando un
profesor enseña matemáticas, el alumno aprende matemáticas, expresividad,
comportamiento, modos y composturas.
El punto de
encuentro entre los profesores y los padres y madres es evidente que son los
hijos y alumnos. Y es evidente que la educación en general y la educación en
valores en particular, debe ser responsabilidad compartida entre los padres y
los profesionales, y debemos evitar discrepancias entre ambos, mediante la comunicación.
Responsabilidad
compartida y bien diferenciada, por supuesto. Con esto no quiero decir que sean
los colegios o la sociedad los que tengan que inculcar respeto, tolerancia,
generosidad o responsabilidad a nuestros hijos. Ese trabajo es de los padres,
pero no en exclusiva. Porque una familia no puede educar en el respeto o la
honestidad a unos hijos, si en el colegio o en la sociedad no se reflejan esos
mismos valores. Y viceversa, el colegio no puede enseñar respeto y
responsabilidad a los alumnos, si en las familias se les resta importancia.
Familia y
escuela deben llevar una misma línea de trabajo, complementar funciones y
responsabilidades. Deben tener una
relación de confianza, colaboración,
entendimiento, respeto y sobre todo comunicación.
La
comunicación escuela- familia es fundamental. Pero en nuestra realidad, se
refleja en los primeros años de escolarización, y va perdiéndose conforme
nuestros hijos crecen. Y es casi nula cuando llegan a bachiller.
En la
mayoría de los casos, los padres solo conocen al tutor de sus hijos, y no a los
demás profesores. Y no porque sean padres despreocupados, sino porque así
funcionan los centros.
Todo esto es
teoría. Pienso que teorizamos bien, pero llevamos mal a la práctica.
Hoy hablamos
de valores. Hablamos de libertad, responsabilidad, honestidad, ética, respeto,
lealtad, dignidad, amistad…….Este es un tema abierto, no podemos sacar
conclusiones, solo podemos seguir haciéndonos preguntas.
· Somos ejemplos de valores, padres y
profesores?
· No hemos perdido parte de los valores
que aprendimos? ( no obviemos que muchos de nosotros nos educamos en unos
valores que ahora hemos olvidado)
· No hemos perdido la autoridad en
casa?
· No la han perdido en las aulas?
· Sabemos como recuperarla?
· Sabemos compartir? O prima el
egoísmo?
· Saben nuestros hijos donde empieza y
dónde acaba su libertad? Lo sabemos nosotros?
· Somos responsables con la educación
de nuestros hijos?
· O Delegamos en los profesores?
· Saben nuestros hijos que toda acción
tiene su reacción y que toda mala acción tiene su castigo?. Enseñamos con los
castigos? Aprenden de ellos?
· Son didácticos los castigos en clase?
Sirve para algo una expulsión de clase par aun alumnos? O es un día de fiesta?
· Sabemos poner límites en casa? Los
respetamos.
Podría
seguir, pero voy a terminar con una frase que por supuesto no es mía, sino que
nos llega de la cultura africana: para educar a un niño hace falta toda la
tribu.
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